miércoles, 17 de junio de 2015

Bismarck: El Genio de la Lámpara

¡Hola! Échenle un ojo a la historia de uno de los personajes menos famosos y sin embargo más influyentes de los siglos XIX y XX.


Para ponerlo en términos educados, digamos que la relación entre los países de Europa nunca ha sido del todo amigable… y es cierto que han habido épocas de paz y épocas de guerra, pero existió una época en la que a pesar de la situación tensa en Europa, un hombre mantuvo la paz durante toda su carrera política, fue tal su trabajo que su despido es considerado una de las mayores causas de la Primera Guerra Mundial.

Su nombre era Otto Von Bismarck.

 

Entre 1814 y 1815, después de la derrota de Napoleón, las naciones europeas se unieron en la ciudad de Viena para recuperar el antiguo balance de poder que existía antes de la Revolución Francesa y de las conquistas del subsecuente emperador francés. Estas reuniones llamadas Congreso de Viena fueron presididas por el príncipe austríaco Klemens Von Metternich, quien buscaba mantener las fronteras de Europa fijas y estables (para más información del detestable Metternich esperen un artículo entero acerca del congreso de Viena). En respuesta al Congreso de Viena, un país ubicado en la actual Alemania llamado Prusia y dividido en más de 300 reinos, se unió para crear la poderosa nación alemana (¡En tu cara Metternich!)


El caso es que la idea de un nuevo país tan poderoso en medio de Europa no le gustó  para nada a ninguna de las naciones. Alemania tenía una ventaja geográfica, pues presentaba una amenaza para la mayoría de los países de la época, pero al mismo tiempo sufría la desventaja de poder ser atacado por todo Europa y destruido. Metternich y los otros líderes del continente estaban listos para atacar al pobre recién nacido cuando Bismarck se convirtió en el ministro de relaciones exteriores de Alemania.

 

Bismarck era carismático, honesto, fuerte de carácter, justo, querido por la gente, impresionantemente inteligente y un gran amante de la estabilidad y la paz. Creó un sistema de alianzas secretas entre los países de Europa llamado el sistema Bismarckiano. Su sistema hacía casi imposible una guerra, ya que vinculaba de algún modo a todas las potencias de Europa a excepción de Francia, enemigo eterno de Alemania. Incluso naciones con problemas políticos vivían en paz gracias al sistema Bismarckiano.


Tristemente, y por razones incomprensibles, Bismarck fue despedido en el año 1890 por el emperador Guillermo II de Alemania. Poco tiempo después las dos grandes alianzas que pelearon la Primera Guerra Mundial fueron formadas, y la anhelada paz entre los estados europeos cayó al fondo del mar.

 

Ojalá hubiera hoy en día o en cualquier otra época hombres como Bismarck, que tuvieran el mundo en la bolsa y buscaran lo mejor para todos en lugar del beneficio propio. Lo triste es que muy poca gente sabe acerca del maravilloso personaje que pudo haber evitado una de las catástrofes bélicas más grandes del siglo pasado. Oficialmente, la causa principal de la primera guerra fue el asesinato del archiduque de Austria, Francisco Fernando, pero honestamente, la guerra hubiera llegado con el archiduque vivo o muerto. La verdadera causa que despertó el internes internacional en la guerra fue el despido de Otto Von Bismarck, un auténtico genio escondido en una lámpara.

 

N.C.B.

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