miércoles, 24 de junio de 2015

El Tratado de Versalles I: Redacción

¡Hola! Todos los escritores de este blog intentamos ser siempre objetivos, pero honestamente, nadie en nuestro equipo es fanático de los gringos (y no creemos en el término "americanos", siempre los llamamos gringos), hay mucho que hablar acerca del Tratado de Versalles, por eso decidimos dividirlo en más de un artículo, y decidimos dedicar esta primera parte para exponer algo acerca de nuestro desagrado hacia los gringos.

 

Si algo sabemos acerca del Tratado de Versalles es que fue un total fracaso en todos los sentidos, desde la manutención de la paz hasta la rehabilitación económica, nada funcionó. Y gran parte de este fracaso se debe a la manera en la que el tratado llegó a existir.

 

Entre 1914 y 1919 se luchó en Europa la Primera Guerra Mundial. En el sentido más básico era Alemania, el Imperio Austro-Húngaro y el Imperio Otomano contra Rusia, Francia e Inglaterra. Antes de 1917, Alemania y sus aliados habían mantenido la ventaja sobre el enemigo, pero a partir de ese mismo año, la guerra dio un giro de 180º grados. Alemania empezó a perder recursos, Rusia abandonó la guerra para concentrarse en su propio conflicto civil, pero dejó el frente oriental de Alemania prácticamente acabado y por el otro lado, los ingleses y los franceses ganaban cada vez más fuerza y la balanza se inclinaba hacía ellos.

 

Fue entonces cuando Woodrow Wilson, el presidente de los Estados Unidos, tomó una brillante decisión: su país iba a entrar a la guerra para apoyar las fuerzas franco-inglesas. Vamos a dejar algo claro, la gente piensa que Estados Unidos ganó la Primera Guerra Mundial… la realidad es que nadie, repito NADIE los necesitaba para ganar esa guerra. Si, en la Segunda Guerra Mundial su participación fue MUY útil, eso es cierto, pero en este caso los gringos hicieron únicamente lo que mejor saben hacer: meterse donde nadie los llama, en asuntos que no les importan, por razones que a nadie benefician más que a ellos.

 

En fin, volviendo al tema; Francia, Inglaterra y Estados Unidos ganan la guerra y se juntan con otros líderes en el Palacio de Versalles para discutir cuáles serían las sanciones que se le impondrían a los perdedores. Se crea el Tratado de Versalles, un documento que responde a las demandas de los ingleses, franceses y gringos. El documento establece la creación de una organización internacional llamada la "Liga de las Naciones" hecha para resolver conflictos entre países, así como la exhorbitante cantidad de dinero que Alemania tiene que pagar como reparaciones por la guerra, entre otras cosas.

 

Hasta ahí todo suena bien, los malos pagan y hacemos un club para hablar de nuestros problemas. El problema aparece cuando nos damos cuenta de que parte de las reparaciones que tiene que pagar Alemania son para Estados Unidos, mismo país que decide no participar en la Liga de las Naciones. Ahí las cosas dejan de ser simples, porque Estados Unidos ni merece el dinero alemán ni tiene porque estar exento de participar en el único organismo internacional que puede juzgarlo y obligarlo a cambiar su política exterior. Curiosamente entonces, Estados Unidos se presenta como el país más inútil en lo que a la guerra se refiere, el que menos bajas tuvo y el más beneficiado por el tratado, y para añadirle a eso, cabe aclarar que el autor del tratado fue ni más ni menos que el mismísimo Woodrow Wilson.

 

El Tratado de Versalles falló porque desde un principio estaba diseñado por un americano que no pretendía más que dañar a otros y beneficiarse a si mismo. ¿Se mostró inteligente el señor Wilson? Quien sabe, posiblemente no jugó su mejor carta, ya que tuvo que pagar el precio muy caro cuando el Tratado de Versalles acabo en la Segunda Guerra Mundial.

 

N.C.B.

miércoles, 17 de junio de 2015

Bismarck: El Genio de la Lámpara

¡Hola! Échenle un ojo a la historia de uno de los personajes menos famosos y sin embargo más influyentes de los siglos XIX y XX.


Para ponerlo en términos educados, digamos que la relación entre los países de Europa nunca ha sido del todo amigable… y es cierto que han habido épocas de paz y épocas de guerra, pero existió una época en la que a pesar de la situación tensa en Europa, un hombre mantuvo la paz durante toda su carrera política, fue tal su trabajo que su despido es considerado una de las mayores causas de la Primera Guerra Mundial.

Su nombre era Otto Von Bismarck.

 

Entre 1814 y 1815, después de la derrota de Napoleón, las naciones europeas se unieron en la ciudad de Viena para recuperar el antiguo balance de poder que existía antes de la Revolución Francesa y de las conquistas del subsecuente emperador francés. Estas reuniones llamadas Congreso de Viena fueron presididas por el príncipe austríaco Klemens Von Metternich, quien buscaba mantener las fronteras de Europa fijas y estables (para más información del detestable Metternich esperen un artículo entero acerca del congreso de Viena). En respuesta al Congreso de Viena, un país ubicado en la actual Alemania llamado Prusia y dividido en más de 300 reinos, se unió para crear la poderosa nación alemana (¡En tu cara Metternich!)


El caso es que la idea de un nuevo país tan poderoso en medio de Europa no le gustó  para nada a ninguna de las naciones. Alemania tenía una ventaja geográfica, pues presentaba una amenaza para la mayoría de los países de la época, pero al mismo tiempo sufría la desventaja de poder ser atacado por todo Europa y destruido. Metternich y los otros líderes del continente estaban listos para atacar al pobre recién nacido cuando Bismarck se convirtió en el ministro de relaciones exteriores de Alemania.

 

Bismarck era carismático, honesto, fuerte de carácter, justo, querido por la gente, impresionantemente inteligente y un gran amante de la estabilidad y la paz. Creó un sistema de alianzas secretas entre los países de Europa llamado el sistema Bismarckiano. Su sistema hacía casi imposible una guerra, ya que vinculaba de algún modo a todas las potencias de Europa a excepción de Francia, enemigo eterno de Alemania. Incluso naciones con problemas políticos vivían en paz gracias al sistema Bismarckiano.


Tristemente, y por razones incomprensibles, Bismarck fue despedido en el año 1890 por el emperador Guillermo II de Alemania. Poco tiempo después las dos grandes alianzas que pelearon la Primera Guerra Mundial fueron formadas, y la anhelada paz entre los estados europeos cayó al fondo del mar.

 

Ojalá hubiera hoy en día o en cualquier otra época hombres como Bismarck, que tuvieran el mundo en la bolsa y buscaran lo mejor para todos en lugar del beneficio propio. Lo triste es que muy poca gente sabe acerca del maravilloso personaje que pudo haber evitado una de las catástrofes bélicas más grandes del siglo pasado. Oficialmente, la causa principal de la primera guerra fue el asesinato del archiduque de Austria, Francisco Fernando, pero honestamente, la guerra hubiera llegado con el archiduque vivo o muerto. La verdadera causa que despertó el internes internacional en la guerra fue el despido de Otto Von Bismarck, un auténtico genio escondido en una lámpara.

 

N.C.B.

martes, 16 de junio de 2015

Napoleón: ¿Héroe o Villano?

¡Hola! Les traemos un dilema acerca de uno de loa líderes más importantes de la historia a ver que opinan.


Todos hemos escuchado alguna vez hablar del gran emperador francés Napoleón Bonaparte, quien dominó el escenario de Europa durante las primeras dos décadas del siglo XIX.

Un muy corto resumen de su vida:

Nació en la isla de Córcega, el 15 de Agosto de 1769. Vivió durante la revolución francesa y cuando la revolución terminó se convirtió en emperador de Francia el 18 de Mayo de 1804 y a partir de entonces conquistó gran parte de lo que hoy en día es Europa del Sur, Central, Occidental y España. El único país de Europa que Napoleón intento conquistar y fallo fue Inglaterra, que obtuvo la victoria y detuvo a Napoleón en el año 1815, en la llamada Batalla de Waterloo. Bonaparte falleció desterrado de Francia el 5 de Mayo de 1821 a los 51 años de edad.


A lo largo de su vida, Napoleón logró grandes objetivos que muchas veces han sido calificados como las metas de un tirano y un asesino, como por ejemplo su intento de dominar toda Europa o el hecho de que se nombrará a si mismo el hijo de la revolución francesa cuando todo el propósito de la revolución era evitar la tiranía.

Pero así como todo líder de la historia, tuvo puntos malos y puntos buenos: después de la revolución francesa la tolerancia religiosa casi no existía en Francia, ninguna religión era permitida, pero a la entrada de Napoleón como emperador incluso las minorías judías y musulmanas fueron aceptadas alrededor de todo su imperio. Napoleón levantó al pueblo francés de un desastre económico del que parecía no haber salida, y a diferencia de otros grandes conquistadores, Napoleón nunca impidió el desarrollo de culturas conquistadas como la española o la italiana. Es innegable que Napoleón era un líder carismático e inteligente, pero con un carácter fuerte y una cantidad de poder exhorbitante de ahí que sea difícil darle el título de héroe o villano, pero la verdadera polémica acerca de cual es el título más adecuado para Napoleón aparece con su invento más influyente e importante: el nacionalismo.

El nacionalismo es el amor que se tiene a una nación, como el amor a México y a ser mexicanos. En la historia pos-romana nadie había sido tan exitoso en la conquista de Europa como Napoleón, esto despertó en cada nación amor hacia su país.


El nacionalismo trajo consigo cosas buenas como la creación de varios países, Italia y Alemania fueron los primeros, y honestamente, ¿Qué sería del mundo sin ellos? Pero el nacionalismo también demostró ser un arma de doble filo, siendo la causa no de una si no de las dos guerras mundiales así como de otros muchos conflictos menores en comparación.

Pequeño en estatura pero grande en influencia, es difícil tomar una decisión acertada acerca del nivel moral de Napoleón Bonaparte. En la unánime opinión de los escritores de este artículo, Napoleón demostró no solamente ser inteligente y tolerante, sino también capaz de responder a una situación crítica para Francia y Europa, abriendo las puertas para el futuro de la comprensión y coexistencia entre culturas, religiones y países. Esto lo convierte en un héroe.

 

¨La imaginación gobierna el mundo.¨

                           - Napoleón Bonaparte.

 

N.C.B.